ESTE CRUZAR RÍOS DE PALABRAS
para Pablo Neruda
a dónde nos llevará este cruzar
ríos de palabras ensangrentadas de silabas combinadas al azar como matrimonios que un día se desmoronan
hemos llegado hasta aquí en el espacio
para saber nada del tiempo
de la encarcelante distancia recorrida
de los parias vagabundos de piel llena de costras no hemos preguntado casi nunca nada
de los espejos de nuestras propias fragmentadas imágenes que pasan junto a nosotros como lava ardiendo por las calles
en nuestros ojos rojos habita la sonrisa de guillotina del verdugo
una bomba de tiempo late en el lugar de nuestro corazón
nuestro cerebro un artículo que se compra como un dulce pegajoso
nuestra risa un reflejo de navaja
nuestro festejo el juba
del ritual repulsivo de My Lai
tan americano como los muertos días de Elvis Presley
y la garra azotada por el viento manchada de sangre cicatrizada
azul cobalto cuadriculada de estrellas
que son balas de plata
y rayada de huesos de caramelo rojo y blanco mitificado
no ocultará la historia linchada de cadáveres
ahorcados que giran lentamente
como el cuerpo de un negro
gritando a través del aire tibio de magnolias
sobre el velo de novia manchado de lágrimas
soplado por la brisa que se agita
como pescado sacudiéndose convulsamente sobre la playa en un gesto de rendición
hemos llegado hasta aquí desde tan lejos en oscuridad guiados por resplandores de bombas
hablando de amor/de pasiones instantáneamente eclipsadas
para encontrar este cadáver de la libertad pendiente y ametrallado
por la sangre de un nombre bajo una simple palabra
(¿y qué sabemos nosotros que no hemos estado allí en verdad
de las raíces de estas llamas que-arden en los cruces de ríos
de los huesos cruzados de nuestros nombres que conectan ríos
de sangre bellos como un solo fundente de coltrane? )
y en ocasiones vemos
fantasmas de celuloide de amantes que se arrastran de las cuencas vacías de crujientes esqueletos que se fingen cámaras y pantallas de televisión
ocasiones todavía en que estamos aquí de pie anclados en el silencio por el terror de nuestra propia voz y del rostro revelado en el espejo sucio que se estrella estrellando
los tristes rostros de nuestros niños arrastrando anclas de esta insaciable perdición y perversión de esta locura que sigue y sigue